Menopausia, jubilación y vejez

Mayrautora
30 ago 2023
3 Min. de lectura

Actualizado: 6 sept 2023

¿Inevitable deterioro o un nuevo comienzo?

Tengo 45 años y ya comienzo a experimentar los efectos de la menopausia, un concepto tabú que a nadie le gusta, al que todos le huyen y que resulta desconocido para la mayoría de la gente… entre ellos yo. He escuchado tantas leyendas urbanas al respecto, hablan bajito, quedito, sufren, no les gusta y lo abordan desde una perspectiva demasiado “silvestre” en el sentido de no poderla entender y resignarse a tenerla que aguantar.

La menopausia, la jubilación y la edad, mucho se manejan como indicadores de que ya está uno vieja y acabada y esto a su vez, lo asumimos como motivo de vergüenza u ofensa: se asocia comúnmente con enfermedad, deterioro y pérdida. En especial para las mujeres es difícil porque resulta excluyente, pues frecuentemente nuestra identidad se ve afectada al dejar de ser socialmente significativas cuando dejamos la época reproductiva o la etapa laboral activa, desdibujando nuestra contribución a la sociedad cuando nos etiquetan como “viejas” a diferencia de los hombres que les llaman “maduros”.

“Juventud divino tesoro” reza el conocido dicho: en lo personal no le encuentro el mérito a ser joven, cuando esto es solo una consecuencia natural de la cronología: yo nací primero que ella, por tanto ella es más joven que yo… y ya, no implica que ella haya hecho algún esfuerzo para ser más joven que yo, como sí en cambio, yo he ejecutado decisiones durante mucho tiempo para ser lo que soy y tener lo que tengo, por lo que en todo caso, las jóvenes deberían de admirar a sus mayores y aprenderles, en vez de que nosotras miremos hacia abajo añorando una edad que hace mucho se fue desperdiciando la que ya tenemos y que no cualquiera consigue. Cargamos con una constante presión de sentir que nuestro valor se basa en las arrugas o en la figura y hacemos de todo para prolongar una apariencia juvenil y poder seguir siendo admitidas en el único mundo aceptable: el de la juventud y la delgadez.

Así que me puse a hacer lo que sé que debí haber hecho desde hace algunos años: documentarme sobre el tema de la menopausia, un tema que como la vejez y la muerte, se le teme porque se le desconoce. Estas etapas son parte de la vida, no se les puede evadir, llegaremos sin duda alguna y los que no quieran llegar pues que se mueran a los 25 ¿no?... al menos yo no conozco ninguna otra alternativa para seguir vivo que envejecer.

Ahora entiendo mis síntomas y estoy lista para asumir mi menopausia con sabiduría y orgullo, y no con miedo y resistencia. Y hoy más que nunca, me siento plena, feliz, estable y en paz, y no hay manera de desear tener 25 o 30… amo mis 45 años, porque estoy mejor que nunca, porque hoy tengo lo que a los 25 o 30 no tenía: sabiduría, madurez, paz y la vida que siempre soñé. No, no quiero tener 25 otra vez, ya pasé por ahí y no me interesa perder el tiempo en regresar a ese lugar en el que si bien las arrugas y las lonjas no existían, me faltaba tanto por aprender, por madurar y por hacer.

Que estos temas no te agarren desprevenida: prepárate, lee y abraza lo que venga con flexibilidad y conocimiento; no regatees tus sueños ni escondas tu edad: la vida se celebra y los años se presumen. Recuerda que millones de personas murieron en la reciente pandemia y todos ellos darían lo que fuera por un momento más con sus familias, por un abrazo con sus padres, por un beso con sus hijos, por una copa de vino con sus amigos y ya no podrá ser. Tú que aún estás aquí, recibe y agradece por cada día, vívelo y exprímelo al máximo.

La menopausia, la jubilación, la vejez y la muerte son parte de la vida: nuestra meta de “llegar” a la que muchos no tiene acceso, así que no la veamos con miedo sino con reconciliación…