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¿Duele el amor?

  • Foto del escritor: Mayrautora
    Mayrautora
  • 11 oct 2023
  • 3 Min. de lectura
No es amar más sino mejor

¿Cómo es posible que algo que genera felicidad, seguridad y placer duela?... pues sí, un sentimiento tradicionalmente etiquetado en el rango de lo positivo, que nos genera en el cerebro la conocida hormona del apego (oxitocina) y una dulce sensación de seguridad y protección.


Cuando se ama se confía, se baja la guardia, no hay necesidad de estar a la defensiva: se ama sin barreras y sin restricciones. Podremos poner límites hacia afuera de la pareja, pero nosotros ante ellos estamos completamente vulnerables pues nunca se nos ocurriría pensar que quien nos ama nos puede lastimar… pero eso es lo esperado y está bien. Cerramos nuestra puerta para que nadie externo entre, pero no ponemos un muro a mitad de nuestra cama.


Estando vulnerables nos volvemos más sensibles a todo aquello que percibamos como amenaza y el cortisol hace de las suyas en nuestra química cerebral cuando la pareja se te empieza a “salir del huacal”… ahora bien, hay de huacales a huacales. Tu pareja no eres tú, es un individuo aparte, que tiene su vida, su trabajo, sus amigos, sus hobbies, su familia, sus pensamientos, sus sentimientos y sus tiempos y no, no son siameses aunque a la oxitocina le encantaría que fuese así. Sin embargo, si notas a tu pareja ausente o esquivo(a), te esconde cosas o tu intuición te dice que la conexión que hubo ya no está, algo anda mal y el dolor aparecerá inevitablemente… dicen que el amor duele, pero yo creo que si acaso lo anterior es cierto, es el desamor lo que duele mucho más.


Le dejas de hablar, te alejas, lo castigas con el látigo de la indiferencia y en el proceso de castigar al otro te lastimas aún más a ti, porque uno esperaría correspondencia y reciprocidad justa a nuestro amor y no lo estamos recibiendo y/o percibiendo así.


Esperamos vivir la historias rosas llenas de fantasía que vimos en el cine o que leímos en alguna novela y desarrollamos un apego ansioso que pretende ingenuamente que la realidad sea como los cuentos, nada más que la cenicienta no tenía que manejar horas en el tráfico ni blanca nieves debía revisar tareas o hacer su declaración de impuestos.


Damos por sentado lo que esperamos de la pareja, pero nunca se lo decimos, esperamos a que adivine como decía Frida Kahlo “si te lo tengo que pedir, entonces ya no lo quiero” y pretendemos amar solo lo que nos gusta de la pareja y hacernos que la virgen nos habla en chino con lo que no nos gusta. Pero resulta, que no encontraremos paz hasta que entendamos al otro como una unidad a quien amara en lo bonito y con quien habrá que negociar en los momentos en que te haga desear verlo volar desde un quinto piso.


Dejarle todo al sentimiento y evadir nuestra responsabilidad por nuestra forma de amar es muy peligroso. El enamoramiento es un proceso químico, pero la relación de pareja es un proceso social y se construye cada día y todos los días a partir de la confianza, la comunicación profunda, la tolerancia, la inteligencia emocional y la voluntad.


El amor no duele, sino la falta de este. Revisita tus experiencias del pasado para que te conozcas y te comprendas mejor y dejes de culpar al otro para hacerte responsable por ti. El amor no es para llenar vacíos, sino para construir un espacio en el cual compartir y crecer como seres independientes. Aprende a amar no más sino mejor, amándote bien a ti primero…

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