Efecto Pigmalión
- Mayrautora
- 6 abr 2024
- 2 Min. de lectura
Expectativas: un arma de doble filo
De acuerdo a la mitología griega, Pigmalión fue un escultor que terminó enamorándose de una de sus esculturas llamada Galatea. Tal fue el amor que sentía hacia ella, que la diosa Afrodita muy conmovida y empujada por su compasión, finalmente le otorgó vida a la escultura, transformando a Galatea en un ser humano: su gran deseo de Pigmalión se hizo realidad.
¿Y a cuento de qué la clase de historia? Bueno, pues a honras del EFECTO PIGMALIÓN o como se denomina en psicología como EFECTO DE LA PROFECÍA AUTOCUMPLIDA, el cual explica cómo nuestras creencias y expectativas o las de personas significativas para nosotros, pueden materializarse y transformar nuestras acciones y la realidad. ¡Vaya novedad! podrás pensar… ya sabemos la influencia que tienen sobre nosotros nuestra familia, nuestros jefes o personas relevantes en términos políticos o sociales, al igual que somos conscientes de nuestro poder como padres, maestros o adultos a cargo de menores de edad. Pero lo que al menos yo ignoraba, era la dimensión y profundidad de dicho impacto.
Las expectativas realmente tienen una huella en nuestro rendimiento y comportamiento. Sin embargo, las consecuencias del efecto Pigmalión no siempre son positivas: si yo tengo fe en que mi hija es realmente hábil en cierta actividad, es altamente probable que ella también lo crea y eso la conduzca a una mejora en su rendimiento; pero si una profesora en su escuela le dice lo contrario, puede influir de tal manera que confirme la creencia de su profesora… el tema aquí es la trascendencia que tiene la “opinión” de alguien en una posición de autoridad o influencia y como puede manifestarse (a menudo sutilmente), llevándonos a creer que somos menos de lo que realmente somos.
La retroalimentación positiva refuerza la autoimagen de alguien capaz y puede llevarnos a desarrollar una mayor confianza en nuestras destrezas al protegernos frente a la inseguridad pero también, puede producir un efecto nocivo al proyectar en otros las expectativas desde mi propio filtro, perdiendo perspectiva sobre sus cualidades, sus puntos fuertes y sus habilidades.
En términos de neurociencia, sabemos que cuando alguien confía en nosotros y nos contagia esa confianza, nuestro sistema límbico acelera su velocidad incrementando nuestra lucidez, energía y atención. La pregunta es: ¿hasta qué punto vamos a permitirle a la opinión externa influir en nuestra auto percepción? Mi recomendación: criterio y sentido común, siempre y para todo. Está muy bien dejar que nos endulcen el oído y nos den palmaditas en el ego pero de eso, a creer sin cuestionar y seguir las expectativas de otros a costa de las nuestras, hay una delgada línea de importantes consecuencias.
Detente a reflexionar sobre tus expectativas y cómo están influyendo en tu comportamiento y en el de los demás y decide por ti misma(o) si se requieren ajustes para alinearlas con tus objetivos, intereses y valores personales porque está muy bien tener expectativas, pero solo cuando éstas se traducen en objetivos realistas, medibles, alcanzables y con un límite de tiempo…

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