Poder y empatía
- Mayrautora
- 28 jun 2023
- 2 Min. de lectura
La combinación perfecta
“Estás exagerando” “No es para tanto” “Te ahogas en un charquito de agua” “Eso no es nada” “Lo mío sí que es grave”, son ejemplos de frases descalificadoras que seguro más de una vez has escuchado, o peor aún, le has dicho a alguien; y es que estamos tan envueltos en nuestras propias situaciones que perdemos perspectiva y damos por hecho que lo que nos sucede a nosotros es lo único y más importante, que el mundo debería detenerse a compadecernos y girar en torno a nosotros y dejamos de tomar en cuenta que el resto de las personas también está enfrentando sus propios retos, luchando con sus propios demonios y librando sus propias batallas, tan importantes y únicas como las nuestras.
Acercarnos a la validación, el respeto y la comprensión de que a cada uno nos duele lo que nos duele y eso está bien, es la meta de la empatía: sí, esa palabra tan llevada y traída pero tan poco comprendida y aún más poco practicada, pero que resulta esencial en una interacción social sana y compasiva.
La empatía es sencilla pero no simple, e inicia con la voluntad de “ponernos en los zapatos del otro”, mirar su realidad a través de su lente y no del nuestro, sin juzgar, etiquetar o descalificar cuando desconocemos a profundidad el contexto y los antecedentes que le confieren un matiz específico, respetando que su punto de vista es tan valioso como el nuestro o el de cualquiera, independientemente de si sea correcto o no ante nuestros ojos.
Ya sé que todos tenemos derecho a una opinión y es muy difícil no emitir un juicio de valor ante una situación, pues es así como formamos y conformamos nuestro criterio; sin embargo, a pesar de tener una etiqueta lista bajo la manga, no es prudente ejercerla a la menor provocación o cuando no se nos ha sido solicitado. No somos dueños de la verdad absoluta y nadie nos ha conferido el estatus de juez moral, por lo que la tolerancia y la aceptación de las diferencias es una excelente idea para abrazar.
Empatía es sensibilidad: conectar con el otro acerca de cómo se están sintiendo a través de sus palabras y la forma de expresarlas y mediante la observación del lenguaje no verbal que acompaña su discurso. Y sobre todo, hacerles saber y sentir que ahí estamos, que los entendemos y que les podemos apoyar al respecto.
No tenemos por qué estar de acuerdo, ni con su interpretación de la situación ni con su reacción ante la misma; lo que sí podemos y debemos es comprender y respetar las emociones ajenas sin etiquetas, críticas, ni señalamientos de ningún tipo.

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