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Terapia de pareja

  • Foto del escritor: Mayrautora
    Mayrautora
  • 12 mar 2024
  • 2 Min. de lectura
Esfuerzo y paciencia… que tendrán su recompensa

Mucho nos fijamos en con qué alimentamos nuestro estómago, pero poca atención le damos a lo que ingiere nuestra mente… y por supuesto, atendemos un dolor de muelas con mucha más celeridad que un dolor emocional. Ya para cuando queremos hacer algo, generalmente el problema ya avanzó a tal punto que el camino de retorno pareciera lejano y muy complejo de iniciar.


Calma: hay esperanza y alternativa. No todo es para todos, en eso estoy de acuerdo. De hecho, la terapia psicológica es una de las alternativas menos populares y más estigmatizadas y por tanto, pocas veces se encuentra entre los elementos de la canasta básica de la salud. Sin embargo, es una gran opción para obtener un espacio neutro, dónde comenzar a reconectar con todo lo que te hizo feliz al principio de tu relación.


¿Pero cómo le voy a pagar a un desconocido para ir a ventilarle mi vida privada? Bueno, es justo que se trate de un desconocido lo que le brinda la neutralidad de una visión que no está sesgada ni contaminada y que además, al ser un profesional de la salud mental, está capacitado para brindar acompañamiento y herramientas de regulación, para tu autoconocimiento y mejor comprensión de los lugares desde los cuáles te relacionas con tu pareja, para que aprendas a entenderte y en consecuencia, a comprender mejor a los que te rodean.


Castigar al otro para que “escarmiente” y se arrepienta, a lo único que te va a llevar es a un callejón sin salida de alejamiento y dolor: elegir el daño en vez de la reconciliación es una muy mala idea, que se puede erradicar buscando una vía de salida más saludable y constructiva a todo aquello que vas acumulando en la rutina diaria y la inercia de lo cotidiano y, que al no ser expresado y resuelto, se va acumulando peligrosamente hasta volverte a ti, a tu pareja y a su relación, un barrilito de nitroglicerina que puede hacer explosión en cualquier instante y a la menor provocación.


¿Y entonces?... bueno, hay que dar unos pasitos hacia otra dirección para cambiar nuestra perspectiva y comprender, de qué manera cada uno de los involucrados está contribuyendo a que el problema se haga más grande, grave y complejo. Así, será más sencillo elegir ceder, en vez de señalar y crucificar al de enfrente.


Mi sugerencia: toda esa energía y recursos que inviertes en el rencor y el miedo, re-direcciónalos hacia tu autoconocimiento y mejora continua y verás, como se revive la llama y se fortalecen los antiguos vínculos, esos que hacen que el amor dure y madure. Sin miedo y sin pena: sustituye las amenazas por el convencimiento y la obligación por la convicción. Es un reto interesante y productivo, y vale todo el esfuerzo para descontaminar aquello que hace no mucho te hizo soñar y sentir…

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